Era una mañana de diciembre, como era un día especial pestañas postizas cubrieron su faz
En una oreja un aro de ñanduti fue a lucir y en la otra una bella pluma de pavo real...
Todos la miraban porque a una muñeca de porcelana se asemejaba, con su tez blanca, y piel suave, las miradas ajenas no producían mucha emoción en su persona, pero de todas formas se lucía...
Hasta que llegó él.
Ella dejó de lucir sus ornamentos porque se olvidó de todo, en lo único que pensaba era en los besos de él.
Pasión y lujuria no dejaban de pasearse por los intrincados laberintos que componen su mente hasta que...
El día pasó y llegó la tarde, luego la oscuridad y majestuosidad de la noche, cuando se dio cuenta que le faltaba su pluma, su aro y una pestaña...
Al día siguiente en un remoto lugar, apartado de todo, pero en absoluto de su mente los encontró en el suelo...
Al verlos allí, automáticamente recuerdos especiales inundaron su mente y sonrisas su rostro...